miércoles, julio 05, 2006

LA ESPERANZA DE LA PAZ

Valencia, octubre de 1998. Artículo inédito escrito tras mi visita al País Vasco, durante la realización de una Estancia Profesional en Televisión Valenciana, mediante Beca AECI. Hoy se insiste en una nueva posibilidad de paz en la región.

El pueblo vasco participó en elecciones para definir la constitución del futuro gobierno de la comunidad autónoma. El anuncio de tregua por parte de la organización terrorista ETA, que abre la posibilidad de iniciar el diálogo para la pacificación y el debate político sobre la intensidad de la autonomía del País Vasco, son los principales ingredientes para una página capital en la historia occidental contemporánea.

Llovía copiosamente en San Sebastián. Eran las siete de la mañana, en el nuevo horario de invierno y la noche permanecía cerrada. A pesar de ser domingo, de estar lluvioso y oscuro, el Paseo de Biskaia, paralelo al Río Urumea, presentaba bastante tráfico; incluso varios intrépidos trotaban en jogging y capucha, buscando el estado físico tal vez perdido. Para los vascos había llegado el 25-O (el 25 de octubre), día de las elecciones autonómicas en un marco especial: de allí sobrevendrá el nuevo gobierno que impulsará el ingreso de Euskadi al siglo XXI y que, principalmente, conducirá las conversaciones que pueden derivar definitivamente en la paz.

La campaña ha sido corta, solo quince días, algo que a los argentinos nos parece improbable. La publicidad en la vía pública es austera, pero diversa, como lo es la realidad política del país, me refiero al vasco no necesariamente a España. ¿Acaso el País Vasco no es España?; en este punto reside la controversia. Para muchos aquello no es así, o como lo pretende Madrid, o la actual Constitución, o los partidos nacionales (que no son nacionalistas) que entienden que la nación es España. Existen quienes consideran que el punto de identificación es otro: Cataluña, País Vasco, Galicia, Valencia, Canarias...

El caso del País Vasco es bastante particular por muchas razones. En primer lugar por la violencia, que por décadas tuvo como protagonista a ETA, la organización terrorista que atentó dentro y fuera de los límites del pequeño país del norte español. Otro factor es la lengua, el euskera, que si bien es hablado por solo un tercio de la población, marca con sus términos y gramática el ecosistema simbólico de pueblos y ciudades. Así el país se llama Euskadi y también se lo conoce como euskalerría, que significa pueblo que habla euskera, una lengua prehistórica que no pudo ser barrida por la cultura indoeuropea. Históricamente este pueblo ha sido identificado, por otros y por si mismo, por la lengua, que fuera prohibida por el franquismo. Por otra parte este pueblo ha contado con fueros que durante siglos han marcado los destinos y comportamientos de sus habitantes, tanto en casos como la administración pública, la tenencia de bienes o la herencia.

Domingo de elecciones, tan normal como cualquiera

Los colegios electorales abren a las 9 de la mañana. Amanecerá unos minutos antes, pero no dejará de llover. La ciudad, cabecera de la provincia o territorio histórico de Guipúzcoa, deja aparecer la impotencia de una ciudad que fuera escenario, en otras épocas, del descanso de la nobleza y la aristocracia. La Playa de la Concha está encerrada en la bahía homónima que abraza a la Isla de Santa Clara, hacia un costado de la Parte Vieja. Los pocos carteles de publicidad política, de buenos resultados contra la polución audiovisual, combinan mensajes en castellano y eusquera, con las fotografías de los principales candidatos. Los bares permanecen abiertos, mejor dicho, nunca han cerrado. La actividad, a pesar de elecciones y de un marco tan especial como lo es el lugar, es la normal a cualquier domingo, día en que los principales protagonistas son los bares. Un café largo, bien caliente, es reconfortante. Los lugares de votación para nada pasan desapercibidos, es que están ubicados en los principales edificios públicos, enormes mansiones en el majestuoso centro de Donostia-San Sebastián, y están siendo custodiados por la policía autonómica, la ertxantxa. En este caso los policías pareciera que visten de gala, chaqueta y boinas rojas, pantalón negro con cintas laterales rojas, debidamente armados. De todas maneras la imagen está alejada de aquellas “operaciones especiales” donde veíamos por televisión, a miles de kilómetros, a los integrantes de esta fuerza policial encapuchados para no ser identificados por los terroristas. En general se respira normalidad y tranquilidad, pero no se recomienda mirar fijo a ningún ertxantxa, ni tratar de descubrir las características de sus armas, a pesar de la tregua.

Avanzada la mañana los primeros problemas los tienen los encuestadores, como en todos lados, no encuentran a quien tenga que responder. En elecciones con este tipo de escenario las dificultades son mayores, un treinta por ciento de los consultados no quiere responder y las empresas arbitran todos los cuidados y aleccionan a sus encuestadores ante la duda de una respuesta poco sincera. De todas formas, las cuatro empresas que encuestaron a pie de urna para distintos medios, admitieron que hubo un voto silencioso en favor del gobernante (en España) Partido Popular, que finalmente constituyó la gran sorpresa, quedando como segunda fuerza política. Para algunos no es fácil verbalizar su voto en una realidad política como la vasca.

El interior es la plaza fuerte de ETA

El Euskotren es el servicio de pasajeros de los Ferrocarriles Vascongados. Une la frontera con Francia y Bilbao, pasando por San Sebastián. El topo es un simpático trencito que llega a Hendaia, pasando por Rentería, en los suburbios de la ciudad. Lo llaman así porque atraviesa numerosos túneles, esquivando las dificultades del terreno.

Guipúzcoa es la zona más efervescente en el conflicto, es que allí las ideas radicalizadas han tenido su mayor desarrollo y adhesión. En estas elecciones Euskal Herritarrok, el nuevo frente encabezado por Herri Batasuna (brazo político de ETA) ha demostrado finalmente su poderío, siendo la fuerza política más votada, ubicando en el Parlamento Vasco a siete diputados, contra seis del Partido Nacionalista Vasco. EH es muy fuerte en el interior y entre los jóvenes y, a pesar que en estas elecciones disputan bancas siete partidos políticos, obtienen más del cuarenta por ciento de los votos en cinco localidades. En el interior de Guipúzcoa todas las fuerzas políticas nacionalistas vascas obtienen más de las dos terceras partes de los votos. Solo en la capital, donde votó el Ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, el PP obtiene gran apoyo, imponiéndose sobre los demás.

Hernani es una pequeña ciudad ubicada unos doce kilómetros al sur de San Sebastián, en un diminuto valle. EH obtuvo el 43% en estas elecciones. El PP y el PSOE sumados apenas rondaron por el 5%. Desde la estación del ferrocarril hay que subir unos treinta metros por unas escaleras de piedra hasta llegar a la primera calle, donde se inicia el centro de la ciudad. Apenas se ascienden los primeros escalones se pueden leer los primeros mensajes en la piedra: “Gora ETA” y “Guardia Civil asesina”. Entre los afiches se destacan los de EH con su gran slogan de campaña “Euskal presoak Euskal Herría”, algo así como “presos vascos a Euskadi”, en referencia al traslado de los presos de ETA, alojados en distintas cárceles de España. Es que Hernani cuenta en su haber con dieciocho de sus vecinos presos y otros dieciocho muertos, todos ellos integrantes del sector nacionalista más radicalizado. El encuentro con el lugar de votación no se hace esperar, a solo unas tres cuadras una dama mayor (como gran parte de los electores vascos) indica el edificio público donde se desarrolla el acto cívico. Total normalidad en el tranquilo Hernani, de calles accidentadas, de paredes de piedra, con balcones llamativamente floridos y con blasones sobre las puertas de madera. Las casas, e incluso los techos de los edificios del lugar, son como en todo Euskadi, a cuatro aguas, con tejas rojas, y muchos balcones; algunos están cerrados y vidriados, para atrapar la luz y detener el frio. Hacia el fondo del valle se divisa una gran fábrica, la Celulosa de Hernani, desprendiendo columnas de humo blanco que se funden con el cielo nublado, como no atreviéndose todavía a anunciar algo.

Necesitamos la Paz

Bilbao es la gran ciudad industrial de Euskadi, capital del territorio histórico de Biskaia. Con sus alrededores, abrazando la Ría de Bilbao, suma más de medio millón de habitantes. La marca de la revolución industrial es encontrada a cada paso, en los astilleros de Santurtzi, en los Altos Hornos abandonados de Baracaldo, en los muelles del Río Nervión frente al Casco Viejo. La sede del Gobierno Foral luce la leyenda, “Necesitamos La Paz”. A cuatro cuadras, en el edificio de la delegación del gobierno central, la guardia civil vigila, discretamente armada y con cuatro vehículos prestos a marchar en cualquier momento. Este ha sido el sector más resguardado militarmente que he encontrado.

La lluvia ha concluido y la Plaza Nueva de Bilbao nuclea a vendedores de lo usado y lo viejo, con transeúntes que poco adquieren pero que no evitan su estacionamiento en algún bar de la zona. Sidra o cerveza; calamares, sardinas o pulpo; da lo mismo, la romería es lo que interesa.

La tarde cierra el primer pico de asistentes a la votación. La atención está centrada ahora en Salamanca, donde el internacional Athletic de Bilbao, termina siendo derrotado. Paradójicamente es este equipo vasco el que aporta mayor cantidad de jugadores a la selección española, además de no contar con extranjeros en su formación, algo así como una excentricidad en el competitivo fútbol europeo.

Ni en los bares, ni en los medios de comunicación se habla de política, por lo menos hasta las siete y media de la tarde, media hora antes de cerrar las mesas. Después del partido se genera el segundo pico de asistencia de electores. Para los que evitan el fútbol viene bien una recorrida por el Guggenheim, el gran museo de arte, nuevo atractivo que resucita a la ciudad en los circuitos turísticos nacionales e internacionales. En los alrededores, con la majestuosa vista de arquitectura y paisaje, las grandes cadenas de televisión ultiman los detalles para sus transmisiones, en lo que constituye la batalla de la información en la gran guerra de las audiencias.

El industrial País Vasco también sufre los avatares propios de esta época, la población se ha estancado en crecimiento, muchos jóvenes buscan otros horizontes de trabajo y el paro (desempleo) agrupa a las familias en viejas construcciones de paredes opacas y descascaradas de los alrededores de Bilbao. En Santurtzi, en un grupo de carteles indicadores, un anuncio de CCOO (Comisiones Obreras, una de las centrales sindicales de España) reza: Santurtzi 3451 parados - 17% - Municipio no europeo en materia de empleo.

Ir a votar no es obligatorio, sin embargo algo más del 70% de los habilitados lo hicieron. La gran sorpresa fue por dos carriles, que para nada son paralelos. Por un lado el Partido Popular, de José María Aznar, avanzó hasta ser la segunda fuerza partidaria, las previsiones hablaban de un repunte, pero no en las dimensiones en que realmente se produjo, desplazando al PSOE. Por el otro carril, un notable crecimiento de la izquierda nacionalista encarnada en EH. Tal vez las actitudes firmes de ambas fuerzas, representando convincentemente posiciones totalmente opuestas, han sido las que han facilitado esta situación. En Ermua, la localidad de donde era concejal el asesinado Miguel Angel Blanco, del PP, EH solo logró algo más del 8% de los votos.

Analizando detenidamente el escrutinio, se advierte que el voto a los partidos españoles es principalmente urbano, concentrándose en las principales ciudades. El PP ganó en San Sebastián y Vitoria, la capital vasca y del territorio histórico de Álava, el menos independentista. Pero, es en el interior, en localidades que se advierten marginadas de ciertas decisiones, donde la suma de los votos a los partidos nacionalistas es abrumadora. En cinco distritos obtienen más del noventa por ciento de los votos, mientras que en otros doce (donde se incluye la histórica Gernika) más del ochenta por ciento.

Claramente se advierte que Euskadi es una suma de minorías, y nuevamente le toca a la primera minoría (tal vez la más racional y hábil) , el PNV, formar gobierno con la asistencia de otros. Las alternativas son diversas, siempre descontando el apoyo de EA (Eusko Alkartasuna) una escisión del PNV, pero fiel aliado: sumando al PP, que exige muchas condiciones; sumando al PSOE, con quien ya se tiene experiencia en sociedad, o recibiendo el apoyo externo de EH, a cambio de una política orientada al sector fuerte de la izquierda nacionalista, las ciudades del interior de las provincias, al tiempo que algunos sospechan sobre ciertos acuerdos nacionalistas para propender la secesión desde las pequeñas localidades. Cualquier fórmula deberá incluir un cierre final, el de la paz, el de asumir cualquier actitud desde el diálogo y la confrontación política. A partir de allí otros dos temas abultarán la agenda tanto del gobierno de Madrid como el de Vitoria-Gasteiz: el destino de los presos etarras y la posible reforma constitucional para otorgar mayor autonomía a Euskadi.

1 comentario:

Anónimo dijo...

buen blog
desde madrid