Presentación
La propuesta consiste en analizar aspectos de la sociedad en general y su correlato con la sociedad salteña, a los efectos de poder establecer ciertos parámetros que nos permitan comprender de qué manera interactúan sus integrantes. Estas observaciones podrán ser útiles para sacar algunas conclusiones sobre el presente y advertir ciertos fenómenos propios de la cultura, la economía y la sociedad local. Tal vez estos aportes sirvan también para ser aplicados en otros contextos, habida cuenta que uno de los ejes que se considerará es aquel referido a una triple articulación entre lo local, lo nacional y lo global.
Estudiosos de la política, la economía y la sociedad podrán valerse de algunos conceptos en sus análisis sobre los distintos comportamientos y situaciones que se producen en los ámbitos contemporáneos.
Las tres dimensiones
La realidad actual nos permite observar que múltiples acciones se generan en un plano territorial que articula, al menos, tres dimensiones: lo local, lo nacional y lo global.
Por el primero, que podrá variar de acuerdo al escenario que comprenda, entenderá las formas en que los integrantes de una sociedad comparten vivencias, percepciones y tradiciones materialmente próximas. Por el segundo, lo nacional, se tendrá en cuenta la influencia consolidada en décadas por una organización particular denominada estado-nación, sobre la cual aun se fundan muchas acciones sociales y sus respectivas proyecciones culturales. Por último, lo global, advertirá sobre aquel fenómeno actual, a la vez que complejo, denominado globalización, que imprime un carácter singular a un antiguo factor internacionalista y cuya identidad particular está basada en la utilización de avanzadas tecnologías de la comunicación y la información y la dinámica de flujos de capital transfronterizos.
Las clases sociales
La cuestión de las clases sociales es tratada directa o tangencialmente por diversos autores: Saint Simon, Smith, Ricardo, Marx, Durkheim, Weber. Entre ellos se enriquece una manera de observar las relaciones entre diversos sectores de la sociedad, a la vez que se dificulta debido a ciertas imprecisiones, probables contradicciones y la certeza de que ninguno se detiene exclusiva y claramente a proceder al análisis particular del tema, hasta que cierta sistematización es generada contemporáneamente por Anthony Giddens en su teoría de la estructuración de clases en la sociedad avanzada, producida hacia fines de la década del 70.
La tradicional concepción marxista de clases sociales entiende la relación dialéctica existente entre la burguesía y el proletariado. La clase se define en función de la relación entre los diferentes grupos de individuos con los medios de producción. La burguesía estaba constituida por aquellos sectores ascendentes de la primera etapa de la era industrial, posteriores al orden medieval y feudal, representados por los dueños del capital, propietarios de las unidades de producción, que acceden a la obtención de una renta extraordinaria, producto de la plusvalía, es decir aquella parte del trabajo no abonada al trabajador y apropiada por el capitalista. En el extremo opuesto se ubica al proletario, es decir el trabajador libre de ser contratado por un período de tiempo y con el reconocimiento de un salario equivalente solo a parte de lo que se puede entender como valor real de su trabajo. En esta relación ambas clases presentan distintas posiciones en las cuales la burguesía se encuentra plenamente beneficiada, en detrimento de los integrantes del proletariado. Producto de esta visión histórica se sostiene la condición de lucha de los opuestos a través de la denominada lucha de clases, producto de la inestabilidad de relación entre una clase minoritaria pero fuerte y otra mayoritaria y débil, entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos. A pesar del carácter dicotómico de la visión marxista aparecen en el análisis abstracto del sistema social algunos grupos o subclases, en el caso de las denominadas clases de transición que darán lugar a un nuevo ordenamiento ante los cambios profundos de una sociedad, el reclutamiento que realiza la elite desde otras clases como la clase media y las reconocidas como infraclases, que permanecen en un ámbito fuera de la posibilidad de alcanzar cierto o ascenso o movilidad.
En oposición a una visión dicotómica de clases Max Weber propone un sistema pluriclasista al que incluye internamente una composición de grupos de status y la presencia influyente de asociaciones profesionales y agrega la idea de que la dinámica social tiene base en lo político, seguramente ante la consolidación en su época de la figura del Estado y la base racional de su funcionamiento en la organización burocrática, la que también se refleja en la actividad privada.
Durante el siglo XX, más precisamente desde la posguerra, se analiza con cierta mayor complejidad la estratificación de las sociedades occidentales en el marco de la consolidación del orden capitalista, de características postindustriales, o sencillamente avanzada considerando la confluencia de factores económicos, educativos, culturales y materiales.
Ejes para el análisis
Se sostiene que un análisis serio referido a la manera en que una sociedad puede estructurarse mediante la distinción de clases sociales debe exigir el aporte de un conjunto de miradas desde perspectivas que abarquen la mayor complejidad posible, existente en los marcos sociales contemporáneos.
Un eje está establecido por el carácter local, nacional y global de los escenarios y acciones donde se establecen las distinciones y discurren las relaciones de clase.
Otro eje lo conforma la variación producida por la participación de factores por un lado de carácter económico: relaciones de producción y de consumo; y por el otro de carácter político: relaciones de influencia, poder y decisión.
Un tercer eje está dado por los niveles educativos vistos más allá de la manera simplista basada en los niveles recibidos de instrucción formal, sino en la capacidad de los individuos constituyentes de un sector o grupo que presentan calificación efectiva y competencias reales para actuar en el marco productivo propio de la época y el contexto socio económico vigente.
Otro eje de análisis deberá contemplar paralelismos y diferencias entre funciones provenientes de la actividad administrativa oficial o de la actividad económica privada, la que a su vez debe ser considerada en los planos individual, grupal, corporativo y ambos en conjunción con el primer eje que comprende escenarios locales, nacionales y globales.
Las nuevas clases
La alta complejidad del tramado financiero actual y de las relaciones personales y sociales moldeadas por utilización de nuevas tecnologías impulsa la necesidad de esclarecer algunas cuestiones, reducir la complicación generada por la complejidad, intentado establecer ciertos patrones de análisis generales, permitiendo la comprensión nunca acabada de los dinámicos flujos de interacción en el seno de las sociedades contemporáneas. La diferenciación principal en una estructuración de clases se basa en la capacidad de ciertos sectores de aplicar el poder de decisión sobre cuestiones que atañen a toda la sociedad, en detrimento de la participación del todo social. Poder que proviene de la propiedad de las unidades de producción, o más bien, de los sistemas variados de producción de renta, por un lado, y de influencia científica y cultural ante las necesidades del capital y de las administraciones estatales.
En base a distintos aportes efectuados hacia fines del siglo pasado y lo que va de este, tal el caso de Giddens, Castells y Sassen; se procederá a distinguir cinco grupos, los que a su vez denotan una doble característica diferencial respecto del análisis clasista ortodoxo: ausencia de lucha abierta entre clases y carencia de una clara conciencia de clases, principalmente en los sectores más desprotegidos de la relación poder-no poder.
De acuerdo a esta nueva perspectiva una posible división actual de clases sociales sería:
Propietarios de activos en acciones y bienes de producción de alta renta, de materias primas, financiera, industrial y de servicios.
Profesionales de alta calificación, independientes o de alta gestión, administradores públicos de poder de decisión, agentes de opinión acreditada, competentes y en constante actualización, renovación y capacidad de adaptación. Suelen participar en el mercado económico como propietarios de ciertos activos.
Profesionales de baja calificación, en relación de dependencia, administradores públicos intermedios, sin participación en la propiedad de activos significativos.
Trabajadores calificados, en relación de dependencia o independientes, también pueden ser pequeños propietarios, sin estudios superiores completos, agentes de la administración.
Trabajadores genéricos sin calificación, asalariados, temporalmente desempleados o subempleados, Cuentapropistas del mercado informal.
La propuesta consiste en analizar aspectos de la sociedad en general y su correlato con la sociedad salteña, a los efectos de poder establecer ciertos parámetros que nos permitan comprender de qué manera interactúan sus integrantes. Estas observaciones podrán ser útiles para sacar algunas conclusiones sobre el presente y advertir ciertos fenómenos propios de la cultura, la economía y la sociedad local. Tal vez estos aportes sirvan también para ser aplicados en otros contextos, habida cuenta que uno de los ejes que se considerará es aquel referido a una triple articulación entre lo local, lo nacional y lo global.
Estudiosos de la política, la economía y la sociedad podrán valerse de algunos conceptos en sus análisis sobre los distintos comportamientos y situaciones que se producen en los ámbitos contemporáneos.
Las tres dimensiones
La realidad actual nos permite observar que múltiples acciones se generan en un plano territorial que articula, al menos, tres dimensiones: lo local, lo nacional y lo global.
Por el primero, que podrá variar de acuerdo al escenario que comprenda, entenderá las formas en que los integrantes de una sociedad comparten vivencias, percepciones y tradiciones materialmente próximas. Por el segundo, lo nacional, se tendrá en cuenta la influencia consolidada en décadas por una organización particular denominada estado-nación, sobre la cual aun se fundan muchas acciones sociales y sus respectivas proyecciones culturales. Por último, lo global, advertirá sobre aquel fenómeno actual, a la vez que complejo, denominado globalización, que imprime un carácter singular a un antiguo factor internacionalista y cuya identidad particular está basada en la utilización de avanzadas tecnologías de la comunicación y la información y la dinámica de flujos de capital transfronterizos.
Las clases sociales
La cuestión de las clases sociales es tratada directa o tangencialmente por diversos autores: Saint Simon, Smith, Ricardo, Marx, Durkheim, Weber. Entre ellos se enriquece una manera de observar las relaciones entre diversos sectores de la sociedad, a la vez que se dificulta debido a ciertas imprecisiones, probables contradicciones y la certeza de que ninguno se detiene exclusiva y claramente a proceder al análisis particular del tema, hasta que cierta sistematización es generada contemporáneamente por Anthony Giddens en su teoría de la estructuración de clases en la sociedad avanzada, producida hacia fines de la década del 70.
La tradicional concepción marxista de clases sociales entiende la relación dialéctica existente entre la burguesía y el proletariado. La clase se define en función de la relación entre los diferentes grupos de individuos con los medios de producción. La burguesía estaba constituida por aquellos sectores ascendentes de la primera etapa de la era industrial, posteriores al orden medieval y feudal, representados por los dueños del capital, propietarios de las unidades de producción, que acceden a la obtención de una renta extraordinaria, producto de la plusvalía, es decir aquella parte del trabajo no abonada al trabajador y apropiada por el capitalista. En el extremo opuesto se ubica al proletario, es decir el trabajador libre de ser contratado por un período de tiempo y con el reconocimiento de un salario equivalente solo a parte de lo que se puede entender como valor real de su trabajo. En esta relación ambas clases presentan distintas posiciones en las cuales la burguesía se encuentra plenamente beneficiada, en detrimento de los integrantes del proletariado. Producto de esta visión histórica se sostiene la condición de lucha de los opuestos a través de la denominada lucha de clases, producto de la inestabilidad de relación entre una clase minoritaria pero fuerte y otra mayoritaria y débil, entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos. A pesar del carácter dicotómico de la visión marxista aparecen en el análisis abstracto del sistema social algunos grupos o subclases, en el caso de las denominadas clases de transición que darán lugar a un nuevo ordenamiento ante los cambios profundos de una sociedad, el reclutamiento que realiza la elite desde otras clases como la clase media y las reconocidas como infraclases, que permanecen en un ámbito fuera de la posibilidad de alcanzar cierto o ascenso o movilidad.
En oposición a una visión dicotómica de clases Max Weber propone un sistema pluriclasista al que incluye internamente una composición de grupos de status y la presencia influyente de asociaciones profesionales y agrega la idea de que la dinámica social tiene base en lo político, seguramente ante la consolidación en su época de la figura del Estado y la base racional de su funcionamiento en la organización burocrática, la que también se refleja en la actividad privada.
Durante el siglo XX, más precisamente desde la posguerra, se analiza con cierta mayor complejidad la estratificación de las sociedades occidentales en el marco de la consolidación del orden capitalista, de características postindustriales, o sencillamente avanzada considerando la confluencia de factores económicos, educativos, culturales y materiales.
Ejes para el análisis
Se sostiene que un análisis serio referido a la manera en que una sociedad puede estructurarse mediante la distinción de clases sociales debe exigir el aporte de un conjunto de miradas desde perspectivas que abarquen la mayor complejidad posible, existente en los marcos sociales contemporáneos.
Un eje está establecido por el carácter local, nacional y global de los escenarios y acciones donde se establecen las distinciones y discurren las relaciones de clase.
Otro eje lo conforma la variación producida por la participación de factores por un lado de carácter económico: relaciones de producción y de consumo; y por el otro de carácter político: relaciones de influencia, poder y decisión.
Un tercer eje está dado por los niveles educativos vistos más allá de la manera simplista basada en los niveles recibidos de instrucción formal, sino en la capacidad de los individuos constituyentes de un sector o grupo que presentan calificación efectiva y competencias reales para actuar en el marco productivo propio de la época y el contexto socio económico vigente.
Otro eje de análisis deberá contemplar paralelismos y diferencias entre funciones provenientes de la actividad administrativa oficial o de la actividad económica privada, la que a su vez debe ser considerada en los planos individual, grupal, corporativo y ambos en conjunción con el primer eje que comprende escenarios locales, nacionales y globales.
Las nuevas clases
La alta complejidad del tramado financiero actual y de las relaciones personales y sociales moldeadas por utilización de nuevas tecnologías impulsa la necesidad de esclarecer algunas cuestiones, reducir la complicación generada por la complejidad, intentado establecer ciertos patrones de análisis generales, permitiendo la comprensión nunca acabada de los dinámicos flujos de interacción en el seno de las sociedades contemporáneas. La diferenciación principal en una estructuración de clases se basa en la capacidad de ciertos sectores de aplicar el poder de decisión sobre cuestiones que atañen a toda la sociedad, en detrimento de la participación del todo social. Poder que proviene de la propiedad de las unidades de producción, o más bien, de los sistemas variados de producción de renta, por un lado, y de influencia científica y cultural ante las necesidades del capital y de las administraciones estatales.
En base a distintos aportes efectuados hacia fines del siglo pasado y lo que va de este, tal el caso de Giddens, Castells y Sassen; se procederá a distinguir cinco grupos, los que a su vez denotan una doble característica diferencial respecto del análisis clasista ortodoxo: ausencia de lucha abierta entre clases y carencia de una clara conciencia de clases, principalmente en los sectores más desprotegidos de la relación poder-no poder.
De acuerdo a esta nueva perspectiva una posible división actual de clases sociales sería:
Propietarios de activos en acciones y bienes de producción de alta renta, de materias primas, financiera, industrial y de servicios.
Profesionales de alta calificación, independientes o de alta gestión, administradores públicos de poder de decisión, agentes de opinión acreditada, competentes y en constante actualización, renovación y capacidad de adaptación. Suelen participar en el mercado económico como propietarios de ciertos activos.
Profesionales de baja calificación, en relación de dependencia, administradores públicos intermedios, sin participación en la propiedad de activos significativos.
Trabajadores calificados, en relación de dependencia o independientes, también pueden ser pequeños propietarios, sin estudios superiores completos, agentes de la administración.
Trabajadores genéricos sin calificación, asalariados, temporalmente desempleados o subempleados, Cuentapropistas del mercado informal.
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