Los grandes medios quedan atrás de las noticias ante los acontecimientos inesperados.
El fallecimiento de Michael Jackson ha dejado al descubierto características insertadas por las nuevas tecnologías y sus usos en 2009.
El desarrollo de las denominadas redes sociales, la facilidad de “subir” materiales de todo tipo en cuestión de segundos, la conectividad on line casi permanente de millones de usuarios globales está obrando en contra de las grandes cadenas informativas que ven que “cualquiera” se adelanta a las primicias sin necesidad de corroborar la información o contrastar fuentes, cosa que lleva varios minutos y trámites.
Así le fue a CNN que se resistió a confirmar la muerte del “Rey del Pop” cuando ya parecía que la situación era irreversible.
La fórmula de periodistas especializados es útil para realizar análisis, comentarios y proyecciones, para brindar comprensión al cúmulo de información imperante en una sociedad donde muchos son productores de datos. Sin embargo, ante los acontecimientos instantáneos debe primar un criterio de confiabilidad hacia las nuevas fuentes informativas ciudadanas, más informales por cierto, pero más efectivas al momento de la simultaneidad e instantaneidad.
Antes, los medios cubrían los acontecimientos cuando se enteraban de que algo pasaba. Reporteros y cámaras se acercaban al lugar y registraban los datos, elaboraban la crónica del acontecimiento; un relato pormenorizado y cronológico de los hechos, arqueología del periodismo para este siglo.
Hoy, en cualquier acontecimiento, están presentes varias cámaras, varios micrófonos, varios procesadores de mensajes y textos, varias conexiones aéreas con la red, varios “potenciales” corresponsales y, en muchos casos, propietarios de sus propios medios digitales. Los medios tradicionales deberán dar más crédito a las nuevas fuentes y saber reconocer y diferenciar el dato válido de la simulación. La duda puede dejar fuera de juego a los grandes actores.
Durante la década del 90´ una estructura como CNN era pionera en velocidad informativa. Hoy, con el mismo proceder, queda a la zaga de los pequeños medios digitales, de la comunicación de flujos. Ahora deberá valerse de las nuevas fuentes, bajar sus pretensiones y reducir su orgullo. Entender que el dinámico fenómeno de la comunicación contemporánea incorpora diariamente nuevos actores y nuevas prácticas y habrá que saber convivir y complementarse con ellas y con otras que vendrán.
El fallecimiento de Michael Jackson ha dejado al descubierto características insertadas por las nuevas tecnologías y sus usos en 2009.
El desarrollo de las denominadas redes sociales, la facilidad de “subir” materiales de todo tipo en cuestión de segundos, la conectividad on line casi permanente de millones de usuarios globales está obrando en contra de las grandes cadenas informativas que ven que “cualquiera” se adelanta a las primicias sin necesidad de corroborar la información o contrastar fuentes, cosa que lleva varios minutos y trámites.
Así le fue a CNN que se resistió a confirmar la muerte del “Rey del Pop” cuando ya parecía que la situación era irreversible.
La fórmula de periodistas especializados es útil para realizar análisis, comentarios y proyecciones, para brindar comprensión al cúmulo de información imperante en una sociedad donde muchos son productores de datos. Sin embargo, ante los acontecimientos instantáneos debe primar un criterio de confiabilidad hacia las nuevas fuentes informativas ciudadanas, más informales por cierto, pero más efectivas al momento de la simultaneidad e instantaneidad.
Antes, los medios cubrían los acontecimientos cuando se enteraban de que algo pasaba. Reporteros y cámaras se acercaban al lugar y registraban los datos, elaboraban la crónica del acontecimiento; un relato pormenorizado y cronológico de los hechos, arqueología del periodismo para este siglo.
Hoy, en cualquier acontecimiento, están presentes varias cámaras, varios micrófonos, varios procesadores de mensajes y textos, varias conexiones aéreas con la red, varios “potenciales” corresponsales y, en muchos casos, propietarios de sus propios medios digitales. Los medios tradicionales deberán dar más crédito a las nuevas fuentes y saber reconocer y diferenciar el dato válido de la simulación. La duda puede dejar fuera de juego a los grandes actores.
Durante la década del 90´ una estructura como CNN era pionera en velocidad informativa. Hoy, con el mismo proceder, queda a la zaga de los pequeños medios digitales, de la comunicación de flujos. Ahora deberá valerse de las nuevas fuentes, bajar sus pretensiones y reducir su orgullo. Entender que el dinámico fenómeno de la comunicación contemporánea incorpora diariamente nuevos actores y nuevas prácticas y habrá que saber convivir y complementarse con ellas y con otras que vendrán.
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