Los cambios acelerados
La televisión no ha dejado de sorprender desde su nacimiento en tierras de Güemes. A poco más de un año de emisiones de Canal 11 se informa la existencia de un estudio de mercado realizado por la firma IPSA S.A., de la ciudad de Buenos Aires. En sus resultados se informaba un índice de penetración de los aparatos receptores del 49% de hogares de la capital provincial. El horario de mayor audiencia corresponde a la franja que se inicia a las 20 hs., específicamente durante la emisión de la telenovela “Ella la gata”. El estudio calcula que más de cien mil personas ven televisión normalmente.
En los setenta el interior provincial comienza a integrarse al mercado televisivo, a través de la instalación de estaciones repetidoras, pero como paradoja, las primeras localidades comienzan a captar las señales del flamante Canal 7 de San Salvador de Jujuy. Así ocurre con las repetidoras de Gral. Mosconi, Embarcación y Rosario de la Frontera.
A fines de 1977 se incorpora una nueva repetidora en el Cerro El Mollar, próximo a Cafayate, que permitirá retransmitir la señal de Canal 12 de Córdoba. Más adelante gestiones del gobierno provincial salteño, que financiará la instalación de Plantas Repetidoras en Orán, Tartagal, Rosario de la Frontera y El Tunal, facilitarán la llegada tardía de la señal de Canal 11 de Salta, al interior. En este último sentido Francisco Uriburu Michel, al ser consultado en 1978 sobre si Canal 11 prevé la ampliación de su radio de influencia fundamentaba las dificultades para ello en las condiciones orográficas del territorio provincial y en la vasta extensión “Esto es ya una labor de gobierno, por cuanto las inversiones necesarias así lo demandan”.
En junio de 1978 Canal 11 emitió los partidos del Mundial de Fútbol, a razón de un partido en directo y dos en diferido por día. Las emisiones desde Buenos Aires llegaban a través de una red provisoria que ENTEL instaló desde el Cerro El Naranjo, cerca de Rosario de la Frontera, con el Cerro 20 de Febrero, a través de un sistema de radioenlace.
En materia de producción local los noticieros y los programas periodísticos y de entretenimiento comienzan a incorporar el registro en video que facilita la postproducción de los materiales y brinda versatilidad en la cobertura de exteriores y las producciones publicitarias.
Hacia fines de 1979 se anunciaba la presentación, en los salones del Hotel Salta, de los primeros receptores en color. La muestra fue organizada por Industrias Electrónicas Radio Serra de Buenos Aires y consistía en la nueva línea de televisores “Talent” de Ranser Color.
En la década del 80 Argentina inaugura tardíamente la nueva era tecnológica de televisión cromática, impulsada desde las inversiones efectuadas para la televisación del Campeonato Mundial de Fútbol, que dispara la conformación de ATC, Argentina Televisora Color.
La transición al color es lenta pero firme, requiere de dos medidas costosas: una por parte de los emisores que deben modificar toda su estructura técnica y la otra por parte de los receptores, quienes paulatinamente van renovando el parque de televisores con las nuevas unidades a color. Sin embrago la presencia de una sola señal televisiva no hace muy atractiva la traslación del blanco y negro al color a los hogares. Es aquí donde comienza a intervenir un nuevo actor que rompe el monopolio aéreo: se inicia una segunda etapa de la televisión por cable, esta vez mucho más efectiva que la primera.
Nuevos emprendedores en el capitalismo local
La década de 1980 representa el acceso a un renacimiento de la tecnología de distribución de señales televisivas por cable. Respecto a 1960, la inclusión del color y la capacidad multicanal, habilita una esperanza para los pivados que se aventuran al desafío, quienes en poco más de una década rescatan con mieles los resultados de la iniciativa.
Si bien los comienzos reunieron las características del romanticismo aventurero, rápidamente los cambios de hábitos en la población, las novedades tecnológicas especialmente en la modernización de los aparatos receptores, los aires de libertad política que auguraban pluralidad de ideas e interesantes debates y la explosión de señales temáticas, permitieron consolidar los sistemas y, por supuesto, los negocios.
En Salta, la española María Isabel (Maribel) Moreno Carpio, una empresaria local, insertada en el área del turismo por un lado y de la publicidad por el otro, trae una inquietud desde un viaje realizado por Suiza, país donde se podía acceder a una importante multiplicidad de señales televisivas de distintos orígenes e idiomas. La idea de iniciar una empresa de cable con capacidad multicanal es compartida a un grupo de empresarios amigos y a los integrantes del estudio jurídico que atendía las necesidades de las empresas de la inmigrante valenciana. Viajes, averiguaciones, trámites y reuniones definen la constitución de Santa Clara de Asís S.A., el 15 de junio de 1983. Acompañaban a Moreno en la ocasión Beni de Frans Bloser (su consuegro), el empresario Fernando Martel, y los abogados Francisco Roberto Soto y Juan Carlos Nallím, quienes comparecieron ante la Escribana Estela Sabbaga. El objeto de la sociedad era la instalación y puesta en funcionamiento de un canal de circuito cerrado de televisión, que inmediatamente comenzó a operar con cabezal de transmisión en la intersección de las dos zonas residenciales más importantes de la ciudad: Tres Cerritos y Monumento a Güemes, las que constituían la prioridad del tendido de líneas. Las primeras emisiones fueron en la señal 2 y constituían materiales grabados enviados por las distribuidoras de la época que luego vieron su esplendor con el desarrollo del cable en todo el interior del país. Las primeras transmisiones comprendían la franja de 18 a 24. La sola condición de poder duplicar la oferta local de una a dos señales fue en la época motivo suficiente para que la venta de conexiones sea constante y expeditiva. En pocos meses y tras vericuetos técnicos se transmitía en directo una débil señal de Canal 7 de Jujuy, captada desde la cima del Cerro 20 de Febrero y proveniente de la repetidora ubicada en Cerro Zapla. Luego se sumó una señal de deportes, en la frecuencia 4, con material suministrado por el “cablero” rosarino Strazza, producto de grabaciones realizadas en Miami desde las emisiones comerciales de los canales norteamericanos.
Posteriormente, con las incorporaciones de las emisiones satelitales de Canal 7 ATC y Canal 9 Libertad, comienza a desarrollarse la etapa de explosión de canales en la grilla del cable, mediante la incorporación de programaciones completas, durante 24 horas, muchas de ellas producidas exclusivamente para la televisión por cable. La realidad multicanal vence escollos técnicos y legales y se inserta rápidamente desde la segunda mitad de la década de 1980, dando sustento al desarrollo económico de los sistemas en diversas localidades del país.
En el marco del nuevo capitalismo local en televisión, diferencias internas en la conducción de Santa Clara de Asís S.A. movilizan a Maribel Moreno a alentar a la poderosa familia Romero a incursionar en el nuevo negocio. Así nace otra empresa de Cable, Futuro S.A., encabezada por el ya conocido José Saicha, amigo de Don Roberto Romero, quien es secundado por los hijos de Maribel Moreno, los hermanos Llacer Moreno. Maribel, quien aun conserva sus acciones en Santa Clara de Asís, asume la conducción de las áreas publicitaria y de programación. El proyecto no prospera por mucho tiempo, la atención de Roberto Romero está sobre una cuenta pendiente: Canal 11 de Cortesa S.A., a la que finalmente logra acceder mediante la incorporación de nuevos socios más allegados a él. Su hermana Nelly, el periodista Luciano Tanto y el ex Intendente de Salta Víctor Abelardo Montoya se integran a la conducción del canal abierto y comparten decisiones con los hermanos Lecuona, Martín y Fernando y el nuevo Presidente del Directorio, Horacio Patrón Costas. En la ocasión, Francisco Uriburu Michel, no duda en despedirse de algunos trabajadores del canal diciendo que había sido traicionado. Finalmente Futuro cierra y abre Gold Vision, el canal de cable de Cortesa S.A.
La televisión no ha dejado de sorprender desde su nacimiento en tierras de Güemes. A poco más de un año de emisiones de Canal 11 se informa la existencia de un estudio de mercado realizado por la firma IPSA S.A., de la ciudad de Buenos Aires. En sus resultados se informaba un índice de penetración de los aparatos receptores del 49% de hogares de la capital provincial. El horario de mayor audiencia corresponde a la franja que se inicia a las 20 hs., específicamente durante la emisión de la telenovela “Ella la gata”. El estudio calcula que más de cien mil personas ven televisión normalmente.
En los setenta el interior provincial comienza a integrarse al mercado televisivo, a través de la instalación de estaciones repetidoras, pero como paradoja, las primeras localidades comienzan a captar las señales del flamante Canal 7 de San Salvador de Jujuy. Así ocurre con las repetidoras de Gral. Mosconi, Embarcación y Rosario de la Frontera.
A fines de 1977 se incorpora una nueva repetidora en el Cerro El Mollar, próximo a Cafayate, que permitirá retransmitir la señal de Canal 12 de Córdoba. Más adelante gestiones del gobierno provincial salteño, que financiará la instalación de Plantas Repetidoras en Orán, Tartagal, Rosario de la Frontera y El Tunal, facilitarán la llegada tardía de la señal de Canal 11 de Salta, al interior. En este último sentido Francisco Uriburu Michel, al ser consultado en 1978 sobre si Canal 11 prevé la ampliación de su radio de influencia fundamentaba las dificultades para ello en las condiciones orográficas del territorio provincial y en la vasta extensión “Esto es ya una labor de gobierno, por cuanto las inversiones necesarias así lo demandan”.
En junio de 1978 Canal 11 emitió los partidos del Mundial de Fútbol, a razón de un partido en directo y dos en diferido por día. Las emisiones desde Buenos Aires llegaban a través de una red provisoria que ENTEL instaló desde el Cerro El Naranjo, cerca de Rosario de la Frontera, con el Cerro 20 de Febrero, a través de un sistema de radioenlace.
En materia de producción local los noticieros y los programas periodísticos y de entretenimiento comienzan a incorporar el registro en video que facilita la postproducción de los materiales y brinda versatilidad en la cobertura de exteriores y las producciones publicitarias.
Hacia fines de 1979 se anunciaba la presentación, en los salones del Hotel Salta, de los primeros receptores en color. La muestra fue organizada por Industrias Electrónicas Radio Serra de Buenos Aires y consistía en la nueva línea de televisores “Talent” de Ranser Color.
En la década del 80 Argentina inaugura tardíamente la nueva era tecnológica de televisión cromática, impulsada desde las inversiones efectuadas para la televisación del Campeonato Mundial de Fútbol, que dispara la conformación de ATC, Argentina Televisora Color.
La transición al color es lenta pero firme, requiere de dos medidas costosas: una por parte de los emisores que deben modificar toda su estructura técnica y la otra por parte de los receptores, quienes paulatinamente van renovando el parque de televisores con las nuevas unidades a color. Sin embrago la presencia de una sola señal televisiva no hace muy atractiva la traslación del blanco y negro al color a los hogares. Es aquí donde comienza a intervenir un nuevo actor que rompe el monopolio aéreo: se inicia una segunda etapa de la televisión por cable, esta vez mucho más efectiva que la primera.
Nuevos emprendedores en el capitalismo local
La década de 1980 representa el acceso a un renacimiento de la tecnología de distribución de señales televisivas por cable. Respecto a 1960, la inclusión del color y la capacidad multicanal, habilita una esperanza para los pivados que se aventuran al desafío, quienes en poco más de una década rescatan con mieles los resultados de la iniciativa.
Si bien los comienzos reunieron las características del romanticismo aventurero, rápidamente los cambios de hábitos en la población, las novedades tecnológicas especialmente en la modernización de los aparatos receptores, los aires de libertad política que auguraban pluralidad de ideas e interesantes debates y la explosión de señales temáticas, permitieron consolidar los sistemas y, por supuesto, los negocios.
En Salta, la española María Isabel (Maribel) Moreno Carpio, una empresaria local, insertada en el área del turismo por un lado y de la publicidad por el otro, trae una inquietud desde un viaje realizado por Suiza, país donde se podía acceder a una importante multiplicidad de señales televisivas de distintos orígenes e idiomas. La idea de iniciar una empresa de cable con capacidad multicanal es compartida a un grupo de empresarios amigos y a los integrantes del estudio jurídico que atendía las necesidades de las empresas de la inmigrante valenciana. Viajes, averiguaciones, trámites y reuniones definen la constitución de Santa Clara de Asís S.A., el 15 de junio de 1983. Acompañaban a Moreno en la ocasión Beni de Frans Bloser (su consuegro), el empresario Fernando Martel, y los abogados Francisco Roberto Soto y Juan Carlos Nallím, quienes comparecieron ante la Escribana Estela Sabbaga. El objeto de la sociedad era la instalación y puesta en funcionamiento de un canal de circuito cerrado de televisión, que inmediatamente comenzó a operar con cabezal de transmisión en la intersección de las dos zonas residenciales más importantes de la ciudad: Tres Cerritos y Monumento a Güemes, las que constituían la prioridad del tendido de líneas. Las primeras emisiones fueron en la señal 2 y constituían materiales grabados enviados por las distribuidoras de la época que luego vieron su esplendor con el desarrollo del cable en todo el interior del país. Las primeras transmisiones comprendían la franja de 18 a 24. La sola condición de poder duplicar la oferta local de una a dos señales fue en la época motivo suficiente para que la venta de conexiones sea constante y expeditiva. En pocos meses y tras vericuetos técnicos se transmitía en directo una débil señal de Canal 7 de Jujuy, captada desde la cima del Cerro 20 de Febrero y proveniente de la repetidora ubicada en Cerro Zapla. Luego se sumó una señal de deportes, en la frecuencia 4, con material suministrado por el “cablero” rosarino Strazza, producto de grabaciones realizadas en Miami desde las emisiones comerciales de los canales norteamericanos.
Posteriormente, con las incorporaciones de las emisiones satelitales de Canal 7 ATC y Canal 9 Libertad, comienza a desarrollarse la etapa de explosión de canales en la grilla del cable, mediante la incorporación de programaciones completas, durante 24 horas, muchas de ellas producidas exclusivamente para la televisión por cable. La realidad multicanal vence escollos técnicos y legales y se inserta rápidamente desde la segunda mitad de la década de 1980, dando sustento al desarrollo económico de los sistemas en diversas localidades del país.
En el marco del nuevo capitalismo local en televisión, diferencias internas en la conducción de Santa Clara de Asís S.A. movilizan a Maribel Moreno a alentar a la poderosa familia Romero a incursionar en el nuevo negocio. Así nace otra empresa de Cable, Futuro S.A., encabezada por el ya conocido José Saicha, amigo de Don Roberto Romero, quien es secundado por los hijos de Maribel Moreno, los hermanos Llacer Moreno. Maribel, quien aun conserva sus acciones en Santa Clara de Asís, asume la conducción de las áreas publicitaria y de programación. El proyecto no prospera por mucho tiempo, la atención de Roberto Romero está sobre una cuenta pendiente: Canal 11 de Cortesa S.A., a la que finalmente logra acceder mediante la incorporación de nuevos socios más allegados a él. Su hermana Nelly, el periodista Luciano Tanto y el ex Intendente de Salta Víctor Abelardo Montoya se integran a la conducción del canal abierto y comparten decisiones con los hermanos Lecuona, Martín y Fernando y el nuevo Presidente del Directorio, Horacio Patrón Costas. En la ocasión, Francisco Uriburu Michel, no duda en despedirse de algunos trabajadores del canal diciendo que había sido traicionado. Finalmente Futuro cierra y abre Gold Vision, el canal de cable de Cortesa S.A.
El Monopolio Transnacional
El camino que sigue Cortesa S.A. está marcado por su incorporación grupos teledifusores del interior que desembocan en los noventa en el proyecto de Televisión Federal: TELEFE. Simoncini de Rosario, Massot de Bahía Blanca y Lecuona de Salta, pasan a ser los interlocutores del proyecto que deriva en la obtención de la licencia de la explotación de canal 11 de Buenas Aires, el que luego los lleva de la mano en un proceso aún no acabado de incorporación de capitales provenientes del ámbito financiera primero y de las telecomunicaciones después que derivan en la adquisición de todos los canales del grupo por parte de Telefónica Internacional. Idéntico destino, por supuesto, vivió Canal 11 de Salta.
En 1997 el grupo de inversiones Mandeville, conformado principalmente con capitales foráneos provenientes del grupo norteamericano HMT&F, realizan una oferta a Santa Clara de Asís S.A. y a Cortesa, para la compra de Gold Visión. La operación se cumple a mediados de año y el cable en la ciudad de Salta queda en una sola mano y comienza a transitar un camino de cambios de inversores hasta formar parte de Cablevisión, hoy de propiedad del Grupo Clarín.
La visión de “sucursal” que comienza a imperar en la conducción local de la televisión de aire y de cable, se instaura y se revela en la carencia de políticas de crecimiento, cambio, innovación, creatividad y compromiso con la compleja realidad local y regional. El rol de las audiencias queda supeditado a la de ser meros espectadores, integrantes de un mercado local, en el que parece primar la idea de que aquello que es bueno para unos pocos que deciden termina siendo bueno para todos.
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