¿Cuándo vamos a definir los problemas que generan nuestros feriados?
Los que están a favor, de trasladar si caen domingo o mediados de semana a un lunes o viernes, dicen que así se moviliza el turismo y se genera una corriente turística favorable. No aclaran que eso sirve para aquellos lugares que son atractivos turísticos, como Salta, por ejemplo. En realidad mueve turismo interno, como ocurre en España que, previo a ese fenómeno, su industria facturaba muy bien con el turismo de la Europa “fría”. Esa situación la convirtió, ni más ni menos, en el segundo país de mayor ingreso de turismo internacional.
El primer gran beneficio está en atraer turistas extranjeros, ingreso de divisas, luego viene el mercado interno. En este caso, flaco favor nos hacen los conflictos aéreos y la mala política aerocomercial de Argentina.
Los españoles mientras tanto, la pasan muy bien con sus “puentes”, movilizando el turismo interno y, con más recursos de su floreciente clase media, favoreciendo al turismo internacional, entre otros (y hasyta no se cuando) a nuestro país.
En España la semana Santa dura una semana de nueve días, y hasta la fecha de jura de la Nueva Constitución tiene su puente junto a fechas religiosas. Gran parte de la economía española se basa en el turismo. El ingreso de miles de extranjeros permitió incrementar la producción y el consumo internos, pero no se descuidan otras áreas vinculadas con la tecnología y la industria.
Los que están en contra de tantos feriados señalan que en estas condiciones se trabaja menos, se estudia menos y se parrandea de más. Pueden estar en lo cierto, al menos en parte. Así ocurre en sociedades industriales o comerciales, donde el carácter lineal de la producción lo exige. Además exige la coordinación para el encuentro de personas en determinadas franjas horarias, para hacer funcionar la cadena de producción. Pero ciertas sociedades están cambiando al ritmo de la tecnología, de nuevos hábitos, de nuevas costumbres y de nuevas maneras de generar riqueza. La tarjeta para marcar ingresos y egresos y la administración convencional de fechas y horarios estrictos para trabajar, descansar y recrearse está sufriendo una profunda transformación-
En definitiva estimo que debemos insistir en definir qué va a ser nuestro país, nuestra región, nuestra provincia, nuestra ciudad, en definitiva nuestra sociedad y de allí en más delinear creativamente cómo lo vamos a lograr.
En estos casos y en relación a la calidad de servicios y la esmerada atención al cliente, si en una ciudad turística como Salta, se me ocurre comer una trucha a la manteca negra a las cinco de la tarde o a la seis de la mañana debo tener quien me preste el servicio, quien provea la trucha, el lugar óptimo donde comerla y el especialista que la prepare, sábado, domingo o feriado, o cuando al visitante se le ocurra. Cosas como estas hay que aprenderlas y planificarlas, preverlas y ejecutarlas, ya sea desde el sector oficial o privado.
Pero en los feriados, mas allá de lo que se decida, me preocupa el vacío de significado que estos, muchas veces reúnen, y la mala experiencia que, por ejemplo, hemos vivido en abril de este año.
El 2 de abril es el día en el que se decidió recordar a los caídos por la guerra de Malvinas. Y mucho duele por el olvido y la falta de respeto, más allá de discutir la responsabilidad y los objetivos de quienes decidieron insertar en la argentina en un hecho bélico de envergadura.
Las ciudades presentaron actividad normal, más allá de los servicios turísticos que como el que describí no existen. Mucha de la actividad de las ciudades poco o nada tenía que ver con la que viera ser prestada a los turistas. Por ejemplo, instituciones educativas tuvieron normalidad en sus clases de fin de semana, así un funcionario que hable menos de transporte público y viaje más en “bondi”, podría haber visto como, con servicios de feriado, se llenaban de alumnos atónitos porque debían abonar boleto normal, más allá de pases y tarifas para universitarios. La razón del chofer: hoy es 2 de abril, feriado, lo marca el almanaque. Y tenía razón.
La ausencia del Estado es una eterna constante, incluso en los pequeños detalles, desde la mínima organización hasta la falta de compromiso en recordar y hacer recordar el dolor de la muerte de argentinos, o de saber orientar y planificar a que tipo ciudad, a que tipo de provincia o a que clase de país aspiramos. Peor aún ante la posibilidad de responder a la pregunta ¿cómo lo lograremos?
Los que están a favor, de trasladar si caen domingo o mediados de semana a un lunes o viernes, dicen que así se moviliza el turismo y se genera una corriente turística favorable. No aclaran que eso sirve para aquellos lugares que son atractivos turísticos, como Salta, por ejemplo. En realidad mueve turismo interno, como ocurre en España que, previo a ese fenómeno, su industria facturaba muy bien con el turismo de la Europa “fría”. Esa situación la convirtió, ni más ni menos, en el segundo país de mayor ingreso de turismo internacional.
El primer gran beneficio está en atraer turistas extranjeros, ingreso de divisas, luego viene el mercado interno. En este caso, flaco favor nos hacen los conflictos aéreos y la mala política aerocomercial de Argentina.
Los españoles mientras tanto, la pasan muy bien con sus “puentes”, movilizando el turismo interno y, con más recursos de su floreciente clase media, favoreciendo al turismo internacional, entre otros (y hasyta no se cuando) a nuestro país.
En España la semana Santa dura una semana de nueve días, y hasta la fecha de jura de la Nueva Constitución tiene su puente junto a fechas religiosas. Gran parte de la economía española se basa en el turismo. El ingreso de miles de extranjeros permitió incrementar la producción y el consumo internos, pero no se descuidan otras áreas vinculadas con la tecnología y la industria.
Los que están en contra de tantos feriados señalan que en estas condiciones se trabaja menos, se estudia menos y se parrandea de más. Pueden estar en lo cierto, al menos en parte. Así ocurre en sociedades industriales o comerciales, donde el carácter lineal de la producción lo exige. Además exige la coordinación para el encuentro de personas en determinadas franjas horarias, para hacer funcionar la cadena de producción. Pero ciertas sociedades están cambiando al ritmo de la tecnología, de nuevos hábitos, de nuevas costumbres y de nuevas maneras de generar riqueza. La tarjeta para marcar ingresos y egresos y la administración convencional de fechas y horarios estrictos para trabajar, descansar y recrearse está sufriendo una profunda transformación-
En definitiva estimo que debemos insistir en definir qué va a ser nuestro país, nuestra región, nuestra provincia, nuestra ciudad, en definitiva nuestra sociedad y de allí en más delinear creativamente cómo lo vamos a lograr.
En estos casos y en relación a la calidad de servicios y la esmerada atención al cliente, si en una ciudad turística como Salta, se me ocurre comer una trucha a la manteca negra a las cinco de la tarde o a la seis de la mañana debo tener quien me preste el servicio, quien provea la trucha, el lugar óptimo donde comerla y el especialista que la prepare, sábado, domingo o feriado, o cuando al visitante se le ocurra. Cosas como estas hay que aprenderlas y planificarlas, preverlas y ejecutarlas, ya sea desde el sector oficial o privado.
Pero en los feriados, mas allá de lo que se decida, me preocupa el vacío de significado que estos, muchas veces reúnen, y la mala experiencia que, por ejemplo, hemos vivido en abril de este año.
El 2 de abril es el día en el que se decidió recordar a los caídos por la guerra de Malvinas. Y mucho duele por el olvido y la falta de respeto, más allá de discutir la responsabilidad y los objetivos de quienes decidieron insertar en la argentina en un hecho bélico de envergadura.
Las ciudades presentaron actividad normal, más allá de los servicios turísticos que como el que describí no existen. Mucha de la actividad de las ciudades poco o nada tenía que ver con la que viera ser prestada a los turistas. Por ejemplo, instituciones educativas tuvieron normalidad en sus clases de fin de semana, así un funcionario que hable menos de transporte público y viaje más en “bondi”, podría haber visto como, con servicios de feriado, se llenaban de alumnos atónitos porque debían abonar boleto normal, más allá de pases y tarifas para universitarios. La razón del chofer: hoy es 2 de abril, feriado, lo marca el almanaque. Y tenía razón.
La ausencia del Estado es una eterna constante, incluso en los pequeños detalles, desde la mínima organización hasta la falta de compromiso en recordar y hacer recordar el dolor de la muerte de argentinos, o de saber orientar y planificar a que tipo ciudad, a que tipo de provincia o a que clase de país aspiramos. Peor aún ante la posibilidad de responder a la pregunta ¿cómo lo lograremos?
1 comentario:
Buen planteo. Y se pueden decretar feriados laborales sin interrumpir las jornadas educativas?
Alejandro Torres.
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