Argentina en el País de las Maravillas, o el Mundo del Revés.

Juraron los nuevos diputados nacionales y, como no podía ser de otra manera en nuestro país, tuvo que ser con una extraordinaria puesta en escena. Desde las más diversas posibilidades de proceder al juramento: con Dios, sin Dios, con Patria, sin Patria, con Biblia, Constitución o ¿Torá? (Senadora Alperovich de Tucumán) pero en lo cierto, con la carencia de lo más importante: la conciencia de cada uno. En la maratónica jornada también se llega a la interpretación errónea de ciertas expresiones, como en el caso en que se dice “Dios os ayude” y nosotros, de este otro lado, escuchamos “Dios nos ayude”. ¿Será que eso nos hará falta, después de vivir lo vivido?
Pero lo más particular es que -en la previa- nos encontramos con el país de maravillas, puesto que finalmente Borocotó pudo realizar su juramento, tras una votación que le resultó favorable para su incorporación en la cámara baja. En la otra esquina Patti tuvo que resignar su momento de gloria ante la negativa de los legisladores a que se incorpore.
En estos momentos que reclamamos transparencia, legalidad, respeto a la voluntad popular (no como en el 76) ¿no correspondía acaso que la cosa fuera exactamente al revés? Si, como en el reino que nos canta María Elena Walsh.
El proceder de Borocotó después de las elecciones ameritaba un análisis de la cámara y una resolución de los legisladores, ante una actitud no contemplada claramente por los canales de la legalidad, pero si de la legitimidad.
El Ateneo de la Mujer Radical Juana Azurduy de Salta define a la “borocotomanía” como un “término con el que definimos a la manía o impulso descontrolado de deteriorar, si es posible aún más, la credibilidad de los argentinos, en los políticos y sus prácticas”.
Las mujeres radicales denuncian que este flagelo está presente también en Salta puesto que hay legisladores elegidos por el voto del Partido de la Victoria en las últimas elecciones y que emigraron por decisión propia al Partido Justicialista de Salta “descalificando así la capacidad de decidir de sus electores y los agraviaron como ciudadanos al torcer la voluntad expresada a través del voto”.
A Luis Patti ha sido la justicia, diversas instituciones y el mismo electorado quienes han procedido, más de una vez a: enjuiciarlo, condenarlo, absolverlo, integrar listas, elegirlo, etc. De no haber sido resuelto todo aquello por lo que se le acusa ¿por qué pudo ser tantas veces candidato y protagonista?
Me parece que la participación de los señores legisladores, para colmo, en la inauguración de su condición por parte de muchos (aunque no tanto porque existen los eternos repitentes y las genealogías familiares – tanto en diputados como en senadores), no ha sido muy feliz.
Ni de los que votaron por cómo votaron. Ni de los que se defendieron por cómo lo hicieron.
El aspecto de pollo mojado de Borocotó es lamentable ante los ojos de los ciudadanos y la auto defensa de Patti bochornosa, puesto que verbalizó mayores y más contundentes elementos para cualquier tipo de proceso tanto de orden jurídico como atinente a la misma opinión pública. Lo que dijo sonó y fue una amenaza. Y, sobre eso, los legisladores bien callados.
El otro ingrediente de la fecha lo dio el ex canciller, quien en un giro astronómico pasó en pocas horas de Ministro de Relaciones Exteriores a legislador (con diploma y todo) y de allí, sin demoras, a la Embajada en Francia. Y encima hay que escuchar ciertas declaraciones que afirman la responsabilidad de Bielsa en la derrota del Kirchnerismo en la Ciudad Autónoma. No puede haber tanta ceguera política, de tanto dirigente con poder. A mil seiscientos kilómetros de distancia cualquier corto de vista podía darse cuenta que el Frente para la Victoria no ganaba ni llevando siquiera a algún integrante de la familia Kirchner (que, menos mal, parece ser una familia más bien pequeña). Y que los resultados obtenidos tienen que llamarlos a la total conformidad. ¿O es que Bielsa, como Lavagna, expanden una sombra sobre cierto protagonismo personalista? Como ocurre más de las veces matan al mensajero al decir que Bielsa no supo transmitir las bondades de la gestión de Kirchner. Meras declamaciones de dirigentes de cuarta, a los que les queda grande el lugar que ocupan y se las toman con los que son más capaces y, de paso, despejan el terreno para sus proyectos y ambiciones personales.
A pesar de todo y con los electores anonadados llega Claudio Morgado y espero que no lo haga proféticamente, a ver si esto se convierte en un “agujerito sin fin”.