lunes, noviembre 07, 2005

Pensar nuestra democracia representativa

En una exigida y pendiente reflexión y discusión sobre la democracia representativa es menester intentar comprender el proceso histórico y social vivido y en desarrollo para entender los niveles de desesperanza y poca confiabilidad en el sistema que padecen amplios sectores sociales.

Desde el 83 hasta el momento los argentinos hemos vivido un amplio período, marcado en primera instancia por la recuperación de las instituciones republicanas y la soberanía popular a través del sufragio universal. Los jóvenes de aquella época nos iluminamos de libertades, derechos y esperanzas, las que sonaban convincentes en la voz del líder civil de la época, Raúl Alfonsín, con aquello de que con la democracia se come, se cura y se educa.

Luego, a la caída del Plan Austral, le siguió el gran desasosiego económico con hiperinflación y desborde social. Desde un sector (el establishment o la ortodoxia) se entendió el momento como de descontrol de las variables económicas por parte de un gobierno al que se acusaba de entender poco de economía y de impericia y que propugnaba el Estado de bienestar con resultados que derivaron en malestar, mientras que, desde el progresismo de entonces, se acusaba a los grupos de poder e interés de intervenir en la desestabilización económica. En el medio, los mortales y la primera gran decepción.

Acto seguido y tras la incautación de depósitos y duros ajustes en el cambio de moneda, se instaura la estabilidad con la convertibilidad y la paridad cambiaria. Los sueños de una noche de verano se hacen realidad y, la República Argentina, con promoción automática, ingresa al primer mundo. La estabilidad y el crédito (relación que supone la existencia de alguien que presta y alguien que recibe, el que generalmente debe devolver con intereses que le justifiquen al primero haberle prestado al segundo en vez de invertir en otro sector) nos elevaron a una posición de supremacía en el mundo entero. Los mejores alumnos evitamos los exámenes en serio y la defensa de nuestra tesis final, en la que deberíamos haber demostrado que nuestra hipótesis estaba conformada por tantas falsas premisas, que hubieran espantado al más prematuro epistemólogo. Pero, finalmente, los postulados convencían al alumno y al director del trabajo. ¿Para qué más? Aunque ambos se hicieran trampas mutuamente.

Luego se hicieron presentes ciertas percepciones que indicaban que se debían efectuar ciertos cambios. Y esos cambios suponían que a líder nuevo, horizontes nuevos, proyectos nuevos, corrección de ciertos desvíos y concreción de objetivos. ¿Qué nos movió al cambio? Fueron varios los factores. Ciertas desconfianzas que se apoyaban en el alcance de la frase estamos mal, pero vamos bien... donde la estabilidad pagaba precios altos en la oferta de trabajo, la amplitud de oportunidades y, algo que no se decía abiertamente, endeudamiento. Tomar dinero prestado para gastarlo, no precisamente en cambiar las maneras en que se pueden producir recursos genuinos, que permitan pagar el préstamo y construir con recursos propios.

Cambiamos las caras, pero… ¿Qué casualidad? Encontramos más de lo mismo o peor.

Y lo peor se concretó: alta desocupación, alto endeudamiento (imposible de pagar), baja producción, inestabilidad monetaria y económica... El resultado: Argentina Modelo Siglo XXI.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece un poco pesimista tu visión de las cosas: creo que las caras han cambiado y que los hechos han cambiado tambien.
Que democracia es verdaderamente representativa? yo creo que ninguna, todos son sistemas de minorias, minorías que gobiernan, minorías que se benefician, mayorías que votan quizás, pero minorías que estan.
Tomo un ejemplo actual, la cuestion de los subsidios a los aborigenes, no son acaso unos cuantos los que gozan de ese beneficio que deberia ser equitativo para todos?
Aveces me da la impresion de que la democracia se va disolusiendo poco a poco en todas partes, me parece que ya no funciona mas como sistema y tenemos que buscar otras alternativas.

Patricio Krause.