lunes, abril 25, 2011

SALTA EN LA SOCIEDAD MUNDIAL. ¿REALIDAD O ESPERANZA?

Las últimas elecciones en Salta habilitan múltiples líneas de análisis. Los fenómenos sociales, de los cuales la política es parte, presentan en la contemporaneidad (nuestra modernidad retardada –para la RAE sirve también hablar de diferida, detenida, entorpecida o dilatada-) unos niveles de complejidad nunca antes vistos.

El nuevo escenario social está caracterizado, entre otros factores, por los siguientes:

1. El mundo ha cambiado, esto incluye a todo lo que está en él

2. El poder se ha desconcentrado, se ha reticulado. (En Aristegui, por CNN, se está difundiendo una entrevista al sociólogo español Manuel Castells, quien ha escrito sobre la sociedad red)

3. La opinión pública no es una, es variada, diversa, fluctuante e incluso contradictoria en sus manifestaciones.

4. La ciencia moderna ha cambiado sus paradigmas: ahora admite la paradoja, la inestabilidad de los fenómenos, la no-causalidad y la intersubjetividad.

La reflexión sobre estos aspectos nos permite avanzar en una lectura bastante diferente de la realidad en la que nos toca vivir, despojándonos de viejos patrones de observación que, entre otras cosas, ignoran la posible existencia de tales patrones.

Muchos analistas intentan establecer fechas o fenómenos para hablar del verdadero inicio del siglo XXI. Así Baudrillard habla de “vanishing point” cuando se refiere a la caída del muro de Berlín y la ruptura de la concepción lineal de la historia tradicional y la secuencia de acontecimientos, como también a la desaparición de la vigencia de los grandes relatos.

En Salta el punto de evanescencia, nuestro acceso retardado a la modernidad (al menos de este ciclo denominado también posmoderno, modernidad tardía, líquida o desbordada) puede ser el propio 10 A 2011.

A partir de este acontecimiento de agenda (elecciones), es decir no espontáneo, menos aún dispuesto por la participación ciudadana autoconvocada mediante aplicaciones de las nuevas tecnologías, puede comenzar a esbozarse una reflexión sobre los presentes momentos.

Los escenarios, sin dejar de ser locales, están integrados a la sociedad mundial, de acuerdo a los aportes efectuados por Niklas Luhmann y Ulrich Beck. Salta no puede considerarse ya una isla (sirva el acordarse aquella “Isla de la Fantasía” de principios de los 90), un paraíso del aislamiento, un lugar en el que sus integrantes pueden vivir con sus sentidos o su mente apartada de la realidad inmediata. La educación, los medios y la telecomunicación, las tecnologías digitales, el comercio y el turismo, son solo algunos de los factores que inciden en que percibamos una realidad más allá de nuestros hermosos cerros.

Entre los fenómenos sociales (aún contradictorios en esta etapa de la modernidad) podemos advertir la presencia de, al menos dos grandes grupos:

• Amplios sectores que actúan según las reglas imperantes en este “nuevo mundo”, aunque aun no son conscientes de ello.

• Otros sectores que actúan como si el mundo no hubiera cambiado, pero no son conscientes ni de los cambios en el mundo, ni sobre cómo actúan.
Los primeros, presentan mayor flexibilidad a la adaptación (resiliencia) que los segundos, aunque el factor “conciencia”, es decir la concepción mental y la disposición voluntaria de los individuos, es aún un ingrediente ausente, salvo muy particulares excepciones.

La cuestión principal es que este tipo de distinción entre un grupo de resiliencia y otro de no-resiliencia, no cabe en los patrones tradicionales de partido político, clase social, lugar de nacimiento, sexo, grupo de edad, etc. Al contrario, esta distinción debe ser observada desde el principio de distinción funcional; es decir, sobre el objetivo social planteado de integración a la sociedad mundial o de exclusión a la sociedad mundial. En ambos grupos se incluyen dirigentes y dirigidos, profesionales y trabajadores, independientes y en relación de dependencia, del sector público y del sector privado. Unos han votado por Urtubey y otros a Olmedo, indistintamente.

Así las cosas, la situación de la pobreza, la marginalidad, la frustración y el fracaso de los componentes de una sociedad deberán ser analizados desde otra perspectiva que trascienda -pero a la vez contenga- las distinciones entre sectores socio- económico, etnias, comunidades distantes a los centros poblados, integrantes de nuevos asentamientos, etc.

En el caso particular de la muerte por desnutrición de los niños en el norte provincial debe ser una problemática cuya resolución habrá de partir de una serie de acciones sustentadas en decisiones políticas que atiendan a las necesidades de inclusión real de los sectores involucrados en las actuales condiciones de la sociedad-mundo. Por lo tanto no es exclusivamente un problema sanitario, ni cultural; sino principalmente de integración y desarrollo económico de un grupo humano que ha perdido su horizonte, sus objetivos de vida, su razón de ser.



En definitiva se trata de… hacer realidad la esperanza…

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