Una situación que puede presentarse en la actuación de los medios ante la sociedad es la imitación de ciertas acciones desarrolladas por otros.
Los medios, dicen los teóricos de la construcción social de la realidad, sirven más para afianzar tendencias existentes o latentes que para producir cambios efectivos. Un mismo contenido puede generar diversas reacciones de acuerdo a la persona que se expuso al mismo, de los preconceptos e incluso los prejuicios, como así también de la dinámica de análisis posterior a su recepción. Es decir, cómo se trató el tema en los distintos grupos que integra una misma persona. Asi y todo pueden existir casos en que ciertos mensajes pueden dar algunas ideas sobre como actuar en la vida y enfrentar ciertos problemas.
Estudios de mediados del siglo XX en EEUU, demostraban que para muchas amas de casa ( que existían en la época) resultaban muy didácticas las radionovelas u operetas de jabón, debido a que aprendían de situaciones verosímiles como enfrentar determinados hechos de la vida cotidiana.
De la misma manera se piensa cómo en casos extremos ciertos delincuentes, o potenciales delincuentes, pueden aprender a abrir puertas de automóviles o negociar un rescate con las coberturas informativas o las series y películas de acción. Situación que también nos tendría que hacer reflexionar sobre la formación de nuestros policías.
Otras personas quieren lograr el sueño de ser famosos, en el marco de una sociedad en lo que es más importante parecer, exponer, ser reconocido, es decir formar parte de la farándula, aunque uno sea un don nadie; o hacer el dinero fácil entrando en el ambiente en el que se habla de los demás y se cobra por escandalizar ante las audiencias.
Para algunos queda la opción de los sesenta segundos de fama, de ser conocido o reconocido, a costa de lo que sea: del terror, la violencia o el escándalo.
La sociedad debe volver a pensar en los valores. Y entre esos valores deben modificarse los valores de la televisión y de la vida pública argentina.
Estudios de mediados del siglo XX en EEUU, demostraban que para muchas amas de casa ( que existían en la época) resultaban muy didácticas las radionovelas u operetas de jabón, debido a que aprendían de situaciones verosímiles como enfrentar determinados hechos de la vida cotidiana.
De la misma manera se piensa cómo en casos extremos ciertos delincuentes, o potenciales delincuentes, pueden aprender a abrir puertas de automóviles o negociar un rescate con las coberturas informativas o las series y películas de acción. Situación que también nos tendría que hacer reflexionar sobre la formación de nuestros policías.
Otras personas quieren lograr el sueño de ser famosos, en el marco de una sociedad en lo que es más importante parecer, exponer, ser reconocido, es decir formar parte de la farándula, aunque uno sea un don nadie; o hacer el dinero fácil entrando en el ambiente en el que se habla de los demás y se cobra por escandalizar ante las audiencias.
Para algunos queda la opción de los sesenta segundos de fama, de ser conocido o reconocido, a costa de lo que sea: del terror, la violencia o el escándalo.
La sociedad debe volver a pensar en los valores. Y entre esos valores deben modificarse los valores de la televisión y de la vida pública argentina.
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